¡Qué bonito es mi instituto! Aquí recibo una educación. La educación que recibo no es la que hubiera querido... y aun así, ¡qué bonito es mi instituto! Aquí son valoradas mis cualidades, las mejores son seleccionadas por su eficiente profesorado que las aisla cuidadosamente y tomando todo tipo de precauciones higiénicas las va eliminando una a una con una saña tal que pronto me olvidaré de ellas.
¡Qué bonito es mi instituto! con su asamblea de padres, los más fascistas al mando.¡Qué bonito es mi instituto! con su director podrido y con sus guardias jurados. ¡Qué bonito es mi instituto! con sus índices de fracasos y sus enormes cantidades de tiempo desperdiciado, estudiando cómo hacerme un esclavo idiotizado.
¡Qué bonito es mi instituto! y con que apariencia tan limpia hace su sucio trabajo. ¡Qué bonito es mi instituto! aquí aprendo con agrado a convertirme en un borrego y a obedecer a los amos. ¡Qué bonito es mi instituto! que me lanzará a la vida ignorante y amaestrado. ¡Qué bonito es mi instituto! ¡Qué bonito mi futuro! ¡Qué bonito es mi instituto y yo qué privilegiado!
Evaristo Páramos, "Por los hijos lo que sea".
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