La educación contribuye para que el hombre conquiste, poco a poco, su autonomía a través de una serie de estadios, que marcan los niveles escolares.
La primera infancia (0-3 años) es un período significativo en la educación para la libertad, gracias a la autoafirmación de sí mismo mediante el pararse, el caminar y la primera ligera oposición al final del primer año. Según Spitz, psicoanalista, el primer "no" gesticulante del niño es el origen de la iniciativa y de la personalidad. El niño no acepta imposiciones y se rebela con el llanto y las pataletas.La segunda infancia (4–6 años) se caracteriza por la obstinación e independencia, al comenzar el cuarto año de vida, dando lugar a una fuerte crisis de independencia y de negativismo, como única manera de afirmarse como sujeto y persona. Los mayores han de aceptarle y él ha de ir comprobando las limitaciones e inseguridades que le rodean y de las que es portador.
La pubertad (12-14 años) con sus cambios somáticos y sexuales conlleva el sentimiento de disgusto e incomodidad ante la disciplina, acatada únicamente con la condición de que el educador haya ganado al púber afectivamente. El púber confunde la libertad con el libertinaje e irresponsabilidad, si no se aprovechan las circunstancias y se le hace profundizar en la naturaleza de la libertad, a la que ha de llegarse basándose en madurez y compromiso.
La adolescencia (15-18 años) es el periodo más importante para educar la libertad. El adolescente rehuye toda postura rígida, porque tamiza las órdenes en el filtro de su propio pensamiento. La misión del educador consistirá en convencerle de que la libertad es fruto del carácter equilibrado y del hombre inteligente. Los sentimientos sociales del adolescente brindan muchas oportunidades para inculcar el respeto por la opinión ajena, a la vez que para apelar a su responsabilidad y su compromiso con la comunidad.


1 comentario:
Como podemos educar estas etapas??
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